Mientras estaba en funcionamiento, la estación de investigación imperial 37 (EII-37) albergó casi diez mil científicos e investigadores, trabajando de forma simultánea en una amplia gama de proyectos de carácter biológico y químico. Unos seis meses antes del estallido de la Última Guerra se interrumpió todo contacto con la EII-37. No hubo ningún mensaje de alarma. Tampoco se llegaron a usar sus cápsulas de emergencia. Lo único que llenó el vacío sideral fue una solitaria emisión automatizada en bucle: La estación está bajo el protocolo de cuarentena. No se acerquen.
Así seguía todo cuando estalló la Última Guerra y la estación fue prácticamente olvidada, vagando a la deriva inerte en un sistema estelar deshabitado. Ahora que la guerra ha acabado y las tripulaciones independientes visitan las ruinas del pasado, la estación ha regresado a la memoria colectiva. Aunque no hay duda de que habrá que investigar la estación con mucho cuidado, la tecnología que contiene podría valer un potosí
Nuevos trasfondos, nuevos poderes, nuevos soldados, nuevas reglas y un montón de nuevas criaturas que te permitirán jugar tres minicampañas, una de ellas con las reglas para jugarla en solitario o de modo cooperativo.