Durante años, Musashi vagó por Kagejima estudiando, debatiendo y luchando con maestros de todas las escuelas que pudo encontrar. Pasados algunos años, entendió que no debía seguir buscando el dominio de la espada, sino que debía buscar el dominio de sí mismo; y, dado que la herramienta ya no importaba, abandonó su arma en favor de un par de enormes remos. Ahora viaja buscándose a sí mismo y perfeccionando el arte de las palas de madera.