Hace generaciones, estas minas fueron selladas. Todos los mineros que trabajaban aquí habían enloquecido y nadie volvería a cavar tan hondo en busca de minerales valiosos. Nunca más. Para asegurarse de que este lugar iba a permanecer oculto para siempre, cada generación dejó candados de su época en la entrada a las minas: sellos, runas y trampas.
Todo para encerrar aquello que carece de forma... en las profundidades de las Montañas del Caos.