Distinguidos por las grandes Cestas de Mimbre que cubren sus cabezas y precedidos por el arrebatador sonido de sus Flautas Shakuhachi, los Monjes Komuso llevan una conducta apacible y palabras sabias dondequiera que van.
Aunque solo los más ruines hombres luchan por dinero, los Komuso aceptarán comida o suministros, pero no otro pago material. En su lugar, a veces piden favores, plegarias, u ofrendas para ciertos santuarios.